Ya en 2007, un amplio estudio sobre 4117 consumidores de cannabis en California demostró que la marihuana no es en absoluto una droga de entrada, como propagan los defensores de la prohibición; de hecho, ocurre lo contrario. Para ello, se evaluaron los datos de los pacientes que recibieron legalmente cannabis. Se demostró que el uso de la marihuana conducía a una reducción del tabaco, el alcohol y las drogas duras. Cuando se les preguntó por su consumo actual de alcohol en comparación con el mayor consumo de su vida, el 10% dijo que vivía de forma abstinente y el 90% redujo su consumo de alcohol a la mitad.
En base a esto, según un estudio publicado por el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, el cannabis puede ser un método de tratamiento eficaz para curar las adicciones a drogas duras como la cocaína o las anfetaminas.
Según los científicos de la Unidad de Investigación Psiquiátrica del Centro Hospitalario de la Universidad de Montreal que realizaron el estudio, éste muestra una visión actual con profundos conocimientos sobre el papel de apoyo del sistema endocannabinoide en la neurobiología de la adicción a los estimulantes y los efectos de su modulación del comportamiento adictivo. Explican en su resumen que un enorme número de estudios ha demostrado el papel del sistema endocannabinoide y su modulación mediante cannabinoides sintéticos o naturales en diversos aspectos neurobiológicos y conductuales de la dependencia de sustancias. Para el estudio, los científicos descubrieron que los cannabinoides modulan el sistema de recompensa del cerebro, que está estrechamente relacionado con la adicción a los estimulantes, y aportan además pruebas de que el sistema cannabinoide puede considerarse como una diana terapéutica en el futuro tratamiento de las adicciones a diversas sustancias.
Las investigaciones modernas revelan que la creencia de que el cannabis es una droga de iniciación es un mito. Por el contrario, la activación del sistema cannabinoide tiene un efecto positivo sobre el sistema de recompensa y, por tanto, sobre la conducta adictiva aprendida. En el marco de la "reducción de daños", el cannabis representa un método de tratamiento alternativo, de apoyo y bien tolerado dentro de la terapia de adicción para las personas gravemente adictas.
El cannabis puede utilizarse para aliviar y tratar muchas dolencias como la ansiedad, la depresión, la tensión, la inquietud, las experiencias traumáticas, etc. y, en este sentido, también puede ser útil en la terapia farmacológica, en la que estas cuestiones pueden ser a menudo el centro de atención.
Tras la legalización de la venta de marihuana en Uruguay el año pasado, el gobierno se plantea ahora tratar con cannabis medicinal a los reclusos adictos a la cocaína u otras drogas duras. Muchos reclusos de Uruguay son adictos a las drogas y el gobierno considera que el cannabis es una nueva forma eficaz de tratamiento para ellos. La idea que subyace no es que el cannabis sea un sustituto de otras drogas peligrosas y cuestionables, sino que el tratamiento con cannabis debe aliviar y reducir el miedo y la ansiedad en el contexto de la abstinencia de otras drogas.
Existen numerosos testimonios de adictos a los opiáceos que informan de un alivio de la presión de la adicción cuando consumen cannabis en el contexto de la abstinencia o el abandono. Actualmente se cree que algunos cannabinoides tienen efectos similares a la ibogaína, un fármaco utilizado en el tratamiento de la abstinencia de la cocaína y la heroína. Se cree que los cannabinoides del cannabis imitan los efectos curativos de las anandimidas, que se dan de forma natural en el cerebro.
Usuarios de marihuana de larga duración que buscan cannabis medicinal en California (2001-2007): datos demográficos, características sociales, patrones de consumo de cannabis y otras drogas de 4117 solicitantes.
Psiquiatría frontal. 2013; 4: 109.
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